Londres, 11 abr (Prensa Latina) Presentado ante el juez de forma expedita después de ser sacado hoy por la fuerza de la embajada de Ecuador aquí, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, fue hallado culpable de violar la libertad bajo fianza.
Aunque el periodista australiano se declaró inocente de un cargo que data de siete años atrás, el juez de la Corte de Magistrados de Westminster decidió lo contrario, y de inmediato remitió el caso para sentencia al tribunal de la Corona de Southwark, en el cual podría ser recibir hasta 12 meses de cárcel.
Sin embargo, la posibilidad de que sea extraditado a Estados Unidos, razón que lo llevó a buscar asilo en la legación diplomática ecuatoriana en junio de 2012, es casi un hecho, sobre todo después que la Policía Metropolitana admitió este jueves que arrestó a Assange a pedido de Washington.
La audiencia sobre la eventual extradición a territorio norteamericano, donde sería juzgado por el delito de conspiración para cometer piratería informática, quedó fijada para el 2 de mayo próximo.
Al respecto, el ministro británico del Interior, Sajid Javid, confirmó este jueves en el Parlamento que en el caso de Assange se seguirán los procedimientos correspondientes, y que la justicia británica será la encargada de decidir si es enviado o no a Estados Unidos, cuyas autoridades tendrán hasta el 12 de junio para argumentar el pedido de extradición.
De su lado, la primera ministra Theresa May hizo un paréntesis en su batalla particular sobre el Brexit para expresar su conformidad con el arresto del periodista australiano, al asegurar que «en el Reino Unido, nadie está por encima de la ley».
Tras la audiencia en la corte de Westminster, la abogada de Assange, Jennifer Robinson, anunció que su cliente luchará en los tribunales para evitar ser extraditado a Estados Unidos, donde según trascendió aquí, podría ser condenado a cinco años de cárcel.
De acuerdo con la letrada, el arresto del creador del portal digital que años atrás puso en aprieto al gobierno norteamericano al divulgar miles de cables y documentos secretos del Departamento de Estado, sienta un precedente muy peligroso para los derechos de los periodistas.